El cartílago articular muestra un comportamiento viscoelástico al someterlo a cargas y deformaciones, basado en dos mecanismos físicamente diferentes:
1.- Comportamiento intrínsecamente viscoelástico de las macromoléculas que forman la matriz.
2.- La resistencia friccional debida al flujo del líquido intersticial a través de los pequeños poros de la nariz (aproximadamente 3 mm ).
Si aplicamos sobre un material una carga constante, o la sometemos a una deformación constante (es decir, independientemente del tiempo) y su respuesta varía a lo largo del tiempo, decimos que el comportamiento de ese material es viscoelástico.
Primero hay una salida copiosa del agua, luego sale de forma más lenta y al final llega el equilibrio (mecanismo de defensa del cartílago). Tiene que resistir presiones (está sometido a cargas).
Si analizamos el comportamiento bajo tensión del contenido articular, nos encontraremos con que existe una curva en la que apreciamos que el fracaso del material suele ocurrir con deformaciones superiores al 3%.
En la curva hay una región no lineal, en la que las fibras de colágeno se están reorganizadas para seguir la dirección de la carga […]
El coeficiente de rozamiento de las superficies articulares puede variar dependiendo del tipo de lubricación entre 0´001 y 0´05; siendo más pequeño cuando la lubricación es de película y más alto (un orden de magnitud superior) cuando la lubricación es de frontera.
Hay que tener en cuenta que el cartílago se protege debido a su permeabilidad porosa, que hace que, mientras la articulación se mueve, la zona que está siendo cargada expulsa fluido, que es reabsorbido una vez que la carga ha pasado de ese punto, recuperando las dimensiones originales.
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